#104

Vete y déjame.

Que tengo frío.

Y deja que vuelva él.

Que sea él quién me arrope.

Cuéntame  tu historia.

La triste.

La que te da ese aire interesante.

No hay nada que atraiga más que el misterio.

La sensación de que aún queda algo nuevo,

y con suerte bueno,

por descubrir.

Y tú vuelve, por favor.

Ven de nuevo a mí.

¿No ves que estoy sufriendo?

¿No ves que estoy ardiendo?

Y me ahogo entre los gases tóxicos

de mi combustión.

Venga, cuéntame la historia de tus ojos verdes.

No insistas, insensato.

De tu brillo taciturno.

No querrás oírla, créeme por una vez.

Que no hay final feliz.

Y eso no vende.

No es comercial.

Eso no atrae a la manada.

Eres una chica muy interesante.

En proporción a lo poco que me atraen

los labios que pronuncian esa frase.

¿Qué es lo que buscas?

La oración desesperada por toparme con un igual.

Con otro sufridor.

Supervivencia y superveniencia.

Un pensador errante.

Que no,

que no es cuestión de belleza.

Es cuestión de piel.

Alguien que por fuera sea

absolutamente normal.

Y, por dentro,

jodidamente excepcional.

Pero no flirtees conmigo,

¿no ves que te vas a caer?

Anda, busca a tu amigo

y bébete esa copa de frustración con él.

Que lo has abandonado por una quimera

que no podrás entender.

Que tan buena no seré

cuando nadie, excepto tú,

puja ni dos céntimos por mí.

Tu personalidad hizo aguas

el día que te vendiste

a los caprichos y exigencias de la sociedad.

No, no me llames cruel.

Sólo es que creo que lo tenías que saber.

O pasarás toda tu vida

creyéndote algo que nunca podrás ser.

Ven de nuevo tú.

A salvarme de mi realidad.

Ven a demostrarme que hay alguien más que yo

perdido en esta vida.

Y se asemeja a todo lo que fuiste tú.

Y el problema, infeliz, no eres tú.

Pero tampoco soy yo.

No me guardes rencor,

que entonces la peor parte del rechazo

la moldearás tú mismo.

Hay que ver cómo mienten las bocas

cuando dicen que lo que más aprecian

es la sinceridad. 

Si luego no eres capaz de encajar el golpe fantasma

que te propino en la esquina de esa barra.

Cuando te digo que quiero a alguien

que pueda contarme la historia de su vida

cada día sin llegar nunca al final.

Cambiándola las rimas y las risas

siempre y nunca

y también de vez en cuando.

Y mírame a la cara

que no creo que estés usando un rayo láser

para descubrir dónde está mi corazón.

No te asustes, sé más hombre.

Que en eso también te gano yo

incluso siendo cien por cien mujer.

Apuesto veinte – y lo veo –

a que me he sorbido las lágrimas más veces que tú.

Y me han dolido en el paladar

y se han clavado en mi tabique nasal.

Así he aprendido a llorar sin que nadie más lo sepa.

Déjame, perro callejero.

Yo soy salmón y no me pescarás.

Si mis escamas plateadas te deslumbran,

tápate los ojos no te vayas a cegar.

Yo no tengo la culpa

de que en el colegio nadie te contase

que al final ser mayor era tan sólo esto.

Pero con retraso te lo digo yo,

hay lecciones que nadie te va a contar jamás.

No te confundas.

No soy mujer de refulgir de más.

Pero, cariño, no logras hacerme

ni un milímetro de sombra.

Lo sabes y ante eso no puedes competir.

Si tú mismo abandonas estos lares

porque nadie te pintó las señales que seguir.

Lo siento, pequeño,

no es que no me dé la vida.

Simplemente es que a veces

no me da la gana.

Yo soy lo más parecido a lo imperfecto

que verás en estas calles.

Así que huye de mí, necio,

que aúlla mi lobo

y me fractura el esternón.

 

María Eugenia Hernández Grande

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21 comentarios en “#104

  1. Es muy bueno, yo que soy un ignorante en estas cosas lo digo, pero creo que has tenido la maestría de mostrar dos cosas a la vez, por un lado un diálogo entre dos personas, y por otro un diálogo interno de una persona, es como una mezcla bien combinada que deja abiertas muchas posibilidades, y creo que algo así sólo está al alcance de unos pocos elegidos. Las palabras han sido muy bien escogidas, y bien hilvanadas para dar un resultado magistral, lleno de sentimiento y de fuerza. Era como una melodía que nos recorría de arriba a abajo. Quizá mi comentario no te aporte mucho, pero te transmito lo que me ha hecho sentir.
    Gracias, y me he sentido identificado con un igual.

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    • Efectivamente Fran, he intentado mostrar la dualidad entre una conversación y los pensamientos que se callan, aunque el diálogo en ciertos puntos se desmarca y se dirige a un «tercero». Me has aportado mucho, no sólo por tus palabras que me alegran mucho aunque son un poco exageradas que no dejo de ser una simple aficionada que escribe, sino que siempre conectas con mis escritos y eso es un regalo. Más en uno de este estilo que es un poco ambiguo y no sabía si el verdadero sentido se iba a notar o no. Gracias por leer y por este comentario.
      Un abrazo!

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  2. Muy bueno ese diálogo interno lleno de contradicciones y verdades calladas.
    Una frase que me encantó es «alguien absolutamente normal por fuera y jodidamente especial por dentro»
    y también la que se refiere a dejar de ser uno mismo por atender los caprichos de la sociedad.
    El texto no tiene desperdicio.
    Te felicito por esta entrada.

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  3. Increible! Como han comentado, me has dejado asombrada con ese dialogo de dos personas que asi mismo llega ser un dialogo interno. Al mismo tiempo que se ve la fragilidad y la fuerza, la soledad y la necesidad de tener a alguien en la vida con quien compartirla, las contradicciones del ser humano… puede que me equivoque interpretar poesia, textos de otra persona, incluso de los que se recordara en la historia, a veces es complicado.
    Acabo de descubrir tu blog y felicidades por él, por tus textos… estan llenos de energia y de fuerza, llenos de vida… Supongo que ya muchos te lo habran dicho, pero es que da gusto leerlos 🙂
    Saludos,
    C.

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    • ¿Crees que soy dura? De una manera tan directa nadie me lo había dicho. Yo creo que soy un tanto compleja, sobre todo por experiencias de los últimos años que lo que sí que me han hecho es tener algunos aspectos de mi vida bastante claros.
      Piel claro, ya sabes, como digo en la entrada «es cuestión de piel» 😉 y de encontrarnos con el incendio.
      Un besito Diego!

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    • Creo que sí escribo a buen ritmo pero nunca me fuerzo, espero a que salga solo, más o menos 😉
      Gracias por fijarte en esos detalles, me da mucha rabia cuando se me cuelan palabras mal escritas y tardo en darme cuenta.
      Un abrazo y feliz domingo Ramón!

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