#91

No me hables del mar si no pronuncias delante la letra «a» que lo convierte es esa palabra especial. Te confieso, bucanero, que nunca he sabido nadar y esa vocal sirve de flotador a mi pobre y loco corazón que teme morir por inmersión. Y avísame si eres tú, o si acaso soy yo, el náufrago tendido…